Casi absorta por Preikestolen y Trollstigen no tuve más remedio que dejar paso a dichas entradas dejando atrás salidas más modestas pero no menos agradables y que completan el puzzle del país así que, a punto de acabar, subo una de ellas.
Después de dejar descansar un día las piernas maltrechas decidimos hacer una pequeña ruta a pie. Tras lentas distancias en carreteras increíbles en las que, curiosamente, las ovejas reposan la comida en un pequeñísimo arcén mientras invaden la calzada con sus patas estiradas, perezosas, llegamos a la 4º cascada en el ranking mundial de caída sin ruptura. Se trata de la Mardalsfossen, a la que accederemos por un camino practicable con poca compañía en lo que a caminantes se refiere.
El paraje por el que discurre el camino es absolutamente exuberante, la riqueza de la tierra y la abundancia de agua se reflejan en la vegetación de un verde intensísimo, en las caprichosas formas en que se desdoblan los árboles, en los helechos, líquenes y variada vida que se siente en las inmediaciones.
Durante el recorrido no podemos sustraernos a algo que la mayoría de caminantes de montaña han podido observar y es la construcción en equilibrio de torres los más altas posibles con piedras de diferentes formas y tamaños. Realmente quien no se sustrae a ello es Miriam, que incita a su padre a construir una.
Obsérvese la curiosidad que solo Miriam advirtió, y es que la erosión ha hecho que numerosos agujeros se formen en la base de la roca y por ellos salgan numerosos chorros de agua. |
Después de este inciso y tras un recorrido realmente agradable acompañando en dirección contraria a su curso al pequeño río que desciende rápido, fuerte, con ímpetu no contenido, se muestra a nuestros ojos la catarata, que nos salpica con montones de alfileres de agua helada y nos empaña lentes y ojos con su fuerza. La niebla que envuelve el escenario dificulta la visión pero a la vez dota al paraje de una atmósfera que se complementa con el sonido y la humedad intensa.
Definitivamente, otra de las pequeñas maravillas de Noruega en nuestros bolsillos.